martes, junio 19, 2007


Nací siendo libre




Disfruto ya de la libertad...


Después de varios meses atada con cadenas en pies y manos, conseguí encontrar la llave de mis ataduras.
Ahora soy libre cual ave que surca el cielo, y es dueña de una maravillosa vista de la vida que se halla bajo su pequeño y delicado cuerpo.
Así me siento yo ahora. Volando entre las nubes, ayudada por las corrientes de viento que me impulsan cada vez más y más rápido.

Tengo en mi retina grabada la misma imagen que tiene el ave. Un mundo que está debajo de mí. Y esa imagen viaja por el nervio óptico hasta llegar a su destino, el cerebro. Cuando esto ocurre, me invade una sensación de sosiego. De bienestar...

Y así, extiendo ahora mismo mis alas para poder emprender un nuevo viaje hacia mi nueva vida. Volver a sentir todo aquello que sentí hace meses y que creía ya olvidado. Aquello que recorría cada recoveco de mi ser y que había sido estrangulado, poco a poco, por la soga que tenía alrededor de mi cuello, y que el verdugo encapuchado (que bien conocía ya su rostro), apretaba más y más. Consiguió así que mi desesperación por liberarme buscase con ansia la llave de aquellas cadenas que me impedían el movimiento, y me obligaban a la sumisión.

Ahora soy dueña de mi propio ser...y de mi libertad.

Ahora... vuelvo a sonreír...

lunes, junio 18, 2007

Mi Yo


Siento todo lo que digo, pero no sé cómo decir todo lo que siento.

Es una sensación extraña, impotente, la de intentar expresar lo que hay dentro de uno mismo y no saber cómo.
Es complicado. Las palabras son limitadas, pero los sentimientos... los sentimientos llegan más allá de donde pueden hacerlo las frases. Más allá de lo que ningún hombre llegará jamás.

Vacío...
Vacío es lo que noto dentro de mi ser cuando no estás.
Invasión...
Me invade un escuadrón de imágenes, palabras y estremecimientos cuando estoy contigo.
Te quiero...
¿Te quiero con locura ó la locura en que me has hecho caer me hace quererte?
Sin sentido...
Nada de lo que digo tiene sentido.

Todo perdió su sentido de la lógica hace poco más de un mes. Porque a partir de ahí, me sumiste en una espiral infinita de felicidad, en la que cada día, recorro sus incansables curvas.
Espero (quiero...) estar condenada a caminar sobre ella el resto de mi vida. La eternidad.
No quiero cansarme de dar vueltas sobre las mismas baldosas del suelo.
No quiero caerme a La Nada al tomar una de su curvas.

No quiero...

No quiero...

Te quiero...